Fin de año es un tiempo mayormente familiar, como si de acto religioso se tratara: millones de familias se reúnen en la casa de los abuelos o los tíos para festejar la ocasión, sin embargo, conforme pasan las horas y los tragos, tristemente también salen a la luz viejas y nuevas rencillas.
A pesar de que la temporada provoca en muchos una paz y armonía única, también produce que estemos más sensibles que en otras épocas, por lo que cualquier comentario puede molestarnos con mayor facilidad.
Antes de asistir a la cena familiar de fin de año, te invitamos a considerar los siguientes aspectos y si lo consideras pertinente, ponerlos en práctica:
No predisponerse
Por más bien que se conozca a la familia (política o propia) no se vale subirse al coche con cara de pocos amigos, y predisponerse sobre lo que va a pasar.
Evita pensar cosas como: “A la primera que me digan o hagan, me voy”, “Cada año es lo mismo”, “Ya me tienen cansado”, etc. Asiste con la mejor actitud de compartir un momento único que después recordarán con mucho cariño.
En días especiales no vale la pena estar irritado/a con otros.
Quizás estás enojado/a con tus papás, con tus abuelos, con tus tíos o simplemente tu pareja te vio feo antes de salir, antes de explotar a la más mínima provocación y expulsar vómito verbal, piensa que las peleas ni ganadas son buenas.
Para todo hay tiempo y definitivamente, fin de año, no es una buena ocasión para arreglar rencillas, espera al momento adecuado para decir las cosas con las palabras correctas y sin un ataque de furia de por medio.
Si cedes ante tus emociones, seguramente te arrepentirás de externarlo, sobre todo porque se darán cuenta y la tensión se sentirá en el ambiente. Lo mejor es ser prudentes y posponerlo para otro momento.
No presumas
Este punto tiene que ver con dejar de aparentar ser la familia perfecta, no te sobre esfuerces por llevar la mejor ropa, dar los mejores regalos, no menciones que estrenaste coche, ni que te irás de vacaciones a Europa.
Presumir no es un tema interesante de conversación.
Claro que tu familia debe alegrarse por tus logros, sin embargo, no todos tienen la misma capacidad económica; alardear puede hacer sentir mal a otros y les recuerda los problemas económicos que intentaron dejar en casa.
Sé amable
Habla de cosas divertidas como cuando uno de tus hijos se llenó la cara de harina o simplemente recuerden un momento lindo que tuvieron en común.
Si lo consideras prudente, también puedes ser sincero y compartirles algo que hasta el momento habías mantenido solo para ti, sin caer en quejas, todo depende del momento que estén compartiendo.
Por último, si después de implementar los ya mencionados consejos, la situación familiar no mejora y hasta empeora, contemplen asistir a Terapia Familiar, esto les ayudará a encontrar la raíz del problema y mejorar su relación.
Si de repente notas que siempre estás envuelto en un conflicto, causado por ti o por otros, te invitamos a nuestro Curso Comunicación No Violenta y Resolución Pacífica de Conflictos, es para público general y solo dura 15 sesiones.
Felices fiestas, te deseamos en IBERO Monterrey.
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