“Qué injusta, qué maldita, qué cabrona es la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos” Carlos Fuentes.
Nunca estamos preparados para dejar ir a los seres que amamos. El sólo hecho de pensar que nunca volveremos a ver a nuestras parejas, hijos, padres, hermanos o amigos hace que se nos llenan los ojos de lágrimas. Y es que ¿Cómo decirles adiós a las personas que nos hacen querer vivir? La tanatología te explica como:
Todos somos diferentes:
Primero que nada hay que entender que todos tenemos diferentes formas de afrontar la pérdida; habrá algunos que durante el sepelio no sientan nada e incluso puedan reír y pensar con la cabeza fría, sin embargo, sentirán que la vida se les va hasta el momento que realmente comprendan que han perdido algo que no pueden reemplazar.
Es decir, quizás su proceso de negación culminará la primera vez que se sienten a la mesa y su ser querido ya no esté o cuando vayan a una cama vacía y nadie los abrace por la noche.
La doctora y experta en tanatologia, Elisabeth Kübler-Ross define las etapas del duelo de la siguiente forma:
Es importante señalar que no todas las etapas suceden del orden descrito sino más bien varían de un individuo a otro.
¿Cómo superarlo?
Si acaba de perder a un ser querido y no encuentra qué hacer para sentirte bien, le recomendamos practicar los siguientes puntos:
- Aceptar sus emociones sin ser extremista: Comience por dejar de hacerse el valiente o la víctima, es normal sentir tristeza (todos lo hacemos) sin embargo, los sentimientos deben fluir y usted debe permitirse llorar.
- Encontrar lo bueno dentro de lo malo: Examinar el pasado y estar agradecidos por el tiempo que compartimos con el ser amado, así haya sido una vida o unos cuentos días. Como dice Benedetti: no llorarse las mentiras sino cantarse las verdades.
- Cuidarse: Es normal querer morir junto con la persona pero todos estamos aquí por una razón. Por más dolor que haya en nuestro corazón no debemos olvidar alimentarnos, dormir y otros cuidados básicos. Se vale pedir ayuda.
- Busca la paz: En esos casos siempre es bueno refugiarse en la divinidad. Busca tu fe y aférrate a aquello que te dará la fuerza y endereza para volver a sonreír.
- Pensar en los demás: No podemos centrarnos en nuestro propio dolor y olvidar que hay otras personas que nos aman y necesitan. Por ejemplo, si eres una madre que perdió un hijo: recuerda que también tienes más hijos, un esposo, padres o amigos. Eres importante para alguien y le duele verte mal.
- Aceptar lo que no se puede cambiar: A todos nos llegará la muerte. ¿Cuándo? No lo sabemos, no obstante, no hay que malgastar ni un segundo de vida.
Por último, acércate con un tanatólogo, él sabrá orientarte a tí y a tus familiares a enfrentar la muerte con el respeto que merece y a sobrellevar tu proceso de duelo lo mejor posible.
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